01 junio 2012

Vale tudo


Las persianas descienden, en otra cintura se posa el sol,
y un ritmo bate sus alas entre las manos,
el viento de tormenta aligera la carga de la habitación,
en la cocina los botes de cristal ruedan y esparcen
una luz ajena y distante. Me revelo en mitad de la nada.
Salgo a la calle y está todo bien. A un hombre se le caen los años
cada vez que mira las piernas sin complejos
de las estudiantes de esta ciudad. Y está todo bien.
Todo bien. Los edificios tan altos, el cielo encapotado,
una mano invisible que levanta, violenta, las faldas,
y los nervios,
y un gesto aprehendido de fotografías en blanco y negro.