01 junio 2012

La bola de cristal


Ya no eres la de antes.
Un guiño de uralita abre un paréntesis 
entre los pliegues de tu boca.
Quién era entonces, quién soy ahora.
Mira, la calle está girando
en el grito desenfrenado de dos niños
que juegan al molinillo. El más fuerte
agarra los codos del pequeño. 
Los pies despegan del suelo. Y comienzan a girar. 
Más rápido, más rápido. Las líneas finas del cemento
se funden en su campo de visión. Y una luz plena
inunda las esquinas que poblarán su cuerpo maduro
Serán esas esquirlas luminosas quienes le enseñen…
Mira, mi mechón pelirrojo ha vuelto, y mira arrogante,
y me confirma; qué poco me apetece escribir, qué poco preguntarme,
acobardarme... qué poco me parece todo, todo tan prescindible.
Cómo dices. Que los días largos ya no me alcanzan.