30 abril 2012

Green grass (IV. Fin)


Mientras nos adentrábamos a gatas en la ciudad
pensé en tu costado, en las marcas de tus manos
y tuve miedo de la oscuridad de tus ojos.
Y supe que eso era lo peor que podía pasarme,
siempre me quedo donde más miedo siento,
de espaldas, esperando que el eco de la adrenalina
me rompa los tímpanos. O esté tan cerca de hacerlo…
Reza por mí, A., reza por mí, que yo ya no creo
y los crucifijos me dan miedo, una noche
vi a uno sangrar y ahora temo que sea rueca
en mi carne o medellín en mis dientes.