02 enero 2009

Esa palabra

Desde que se levanta hasta que se acuesta no hace más que pensar en como evitar la palabra, esa palabra. Camina de puntillas, se agacha, se contorsiona en un sin fin de posturas imposibles con tal de evitar toparse con ella. Eleva el tono de voz, lo disminuye, susurra y calla para no pronunciar la maldita palabra. Se tapa los oídos, sube el volumen de su mp3, tararea canciones inventadas con tal de no oir el sonido de las letras entrelazadas que acabarán por formarla. Cierra los ojos, aparta la mirada, observa fijamente un punto indefinido en el horizonte para evitar verla en el espejo retrovisor de su coche, en el agua congelada de las fuentes, en los vasos a medio consumir de las cafeterías más sucias de cualquier ciudad, en vuestra mirada.