27 mayo 2012

Nocturna


La noche se arrodilla en el pecho de un hombre
y en la boca de una cerveza
las luces del local reflejan una luna
y es creciente y se ensancha
y le pellizca la sombra y le guiña la vida.
Se frota los ojos, no lo cree, sonríe de medio lado
y vuelve a ser el niño
de debajo del hueco de las escaleras
¡Por mí y por todos mis compañeros!
Y las carcajadas mediterráneas
y la camiseta blanca
manchada de zumo de moras.