T.- Mira, lo peor que te puede pasar es que tengas que volver a empezar. Así que cállate y sigue. Cuando tropieces o no te salga, en vez de lloriquear o quejarte, es que mimimí, pues lo deshaces, que tampoco es para tanto. Tienes tiempo, otra cosa no, pero ¡Tiempo! Tiempo de sobra.
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T.- Pero qué has hecho, mujer... ¿No te dije que pararas si te salía mal? Que no sigas, que no sigas. Que así todo sale peor. Si es que te lo he dicho, para, para y vuelve a empezar, soluciónalo antes de seguir. Complicado no era.
B.- Es que no sé.
T.- ¿Pero qué es lo que no sabes? Si te estoy diciendo lo que tienes que hacer.
B.- Pues eso, que no sé, que no sé parar y volver a empezar y solucionarlo y luego seguir, o cambiar o lo que sea que haya que hacer ¡Que yo así nunca lo he hecho!
T.- ...
B.- No sé, en serio.
T.-...
B.- NO SÉ.
T.- Joder, Beatriz, que es un punto. Un puñetero punto. Si no te sale, lo deshaces y vuelves a empezar con el puto punto.
B.- Ah, que estabas hablando del ganchillo. Joder. Haber comenzado por ahí.
