21 abril 2011

Me cago en la vida,

en los experimentos físicos,

que comienzan con cuatro letras

y que poetasnaifs

con blogs en blanco y sepia

adornan con vespas

que recorren la misma ciudad

sin papeles

ni compresas usadas.

Sin alcantarillas.

Ni ratas.

Me cago en la muerte

Sobre todo a los 23,

Sobre todo si no avisa,

Sobre todo si lo hace.

Me cago en el asfalto.

En las pieles muertas.

En las postillas de las rodillas que permanecen

aun con veinte.

En la cicatriz.

La que esta, y la que no tardara en llegar.

En los desodorantes.

Y en el olor putrefacto corporal en un bar

a las seis de la mañana.

En la saliva que persigue mi cuello,

En las manos que se atascan en mi falda.

Me cago en mi suerte en general

Y en la mala, para no variar.

Me cago en las formulas de cortesía

para llegar al final del día

con vida, o con un pellizco de ella.