31 marzo 2011

Historia de un pesimista con vocación de alegre

Están las calles

llenas de víctimas, de sucesos

marcados en tinta de impresión

toxicidad de la celulosa

que va

a tus manos,

y

de tus manos

a....................................................................... tu boca

Queda el tiempo

(en entredicho)

entre línea y línea de una cabecera de diseño minimalista

¿He de fiarme?

En el horizonte

papel maché

se recortan maquetas

de humo y hormigón

SMOG

¡Cuidado!

El niño cruza la calle

¡Maldito!

(Puta)

El niño cruza la calle

¡Calla! ¡No me digas más esos más!

Un café solo

no es un café solo largo americano, por favor.

el resultado acaba siendo:

Café solo demasiado cargado.

o demasiado aguado,

o demasiado solo.

¿He de conformarme?

Se esconde el carmín anaranjado tras la ventana.

Y la soledad,

son unas caderas en vaquero

doblando la esquina.

La felicidad,

una camiseta blanca

4.95 en H&M

Quédate los cinco.

No soy tonto,

Nunca seré pobre,

Y tú no llegarás a rico.

O bromear con un teleoperador

(de Jazztel)

con absurdidad

perfectamente no planificada.

O no pensar,

dejar de hacer listas

Pros a la izquierda

Contras a la derecha.

Doblar el periódico por la mitad,

Y echarme a andar.






El título "un pesimista con vocación de alegre" es un plagio (indecente) de un fragmento de La Tregua de Mario Benedetti.