26 septiembre 2010

crisis

Ya los días tristes se escapan por la ventana.
O entran y se esparcen,
sigilosos,
por la estancia.

Alejado el rostro de la mañana,
llegan gritos,
y llagas de humo
que se posan sobre la piel.

Carraspea al fondo
un hombre.

Alguien susurra: escapémonos.

Pero el suelo está mojado.